lunes, 25 de mayo de 2015

Irlanda vota sobre la igualdad en el matrimonio civil

Irlandesas e irlandeses han ido a la urnas en un referéndum histórico, pues es la primera vez que una nación pide a su ciudadanía que vote “sí” y ponga fin a la discriminación contra las personas LGBTI (L-Lesbianas; G-Gais; B- Bisexuales; T-Trans; I-Interse-xuales.) en su legislación sobre el matrimonio civil. Si gana el ‘sí’, Irlanda se convertirá en el primer país del mundo que garantizará a sus ciudadanas y ciudadano el mismo derecho constitucional a casarse con la persona a quien aman, cualquiera que sea su orientación sexual, tras una votación popular.

Poco más de tres millones de ciudadanas y ciudadanos irlandeses con derecho a voto han sido llamados, el viernes 22 de mayo, a las urnas para decidir si aceptan que un “matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo”.

Los primeros datos del recuento de votos, iniciado a las diez de la mañana de hoy sábado 23 de mayo (hora peninsular española), apuntan a una victoria del sí en el referéndum sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Irlanda. Aunque el resul-tado oficial no se conocerá hasta avanzada la tarde, el ministro de Igualdad, Aodhán O’Ríordáin, ya ha avanzado que el voto parece inclinarse con fuerza hacia el sí. Desde el principal centro de recuento de votos, ha declarado esta mañana: “Creo que está ganado. He visto urnas abiertas, de áreas medias que no tienen por qué ser necesariamente liberales, y están rotundamen-te votando sí”.

 Las encuestas otorgaban una cómoda ventaja a la ratificación de la propuesta del Gobierno, pero el rechazo promovido por grupos antiabortistas y ultraca-tólicos ganó terreno en las últimas semanas.
De ser aprobado, esa frase sería añadida al artículo 41 de la Carta Magna e Irlanda se convertiría en el primer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual a través de una votación popular. La República de Irlanda ratificó en julio de 2010 la ley de Relaciones Civiles que concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo. Irlanda, aún mayoritariamente católica, despenalizó la homosexua-lidad hace 22 años. 

Todo un acontecimiento histórico para un país, en el que hasta hace poco la Iglesia Católica tenía un importante peso en la política, fue uno de los últimos del mundo occidental en que la homosexualidad constituía un delito castigado con penas de cárcel. No fue hasta 1993 que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró ilegal la legislación hasta entonces vigente, heredada de la vecina Inglaterra. El divorcio se legalizó en 1995, los anticonceptivos en 1985, y el aborto sigue siendo ilegal incluso en el caso de violación.

Colm O’Gorman, director ejecutivo de Amnistía Inter-nacional de Irlanda, manifestó: “El amor no discrimina, y tampoco deben hacerlo nuestras leyes. Si un Estado decide reconocer, proteger y valorar en sus leyes las relaciones basadas en el amor, la intimidad y el compromiso, no debe negarse este reconocimiento a algunas personas simplemente por su orientación sexual. Pedimos a las ciudadanas y ciudadanos de Irlanda que den comienzo a una nueva era de igualdad en el matrimonio civil. Ahora les toca decidir.”

 Para quienes pertenecemos a la comunidad LGBTI y para nuestras familias y nuestras amigas y amigos, ha sido necesario salir a la calle y hablar con nuestras conciudadanas y conciudadanos, yendo de puerta en puerta y calle por calle, para pedirles que voten ‘sí’ y hagan que se nos reconozca la libertad de casarnos con la persona a quien amamos.”

Que ese ‘SÌ’ se oiga en todo el mundo. Que lo oigan los líderes y los gobiernos que persiguen a sus comunidades LGBTI y violan sus derechos humanos, quienes con sus leyes y sus actos desprecian y deshumanizan a las personas y sus relaciones. Será una poderosa señal para la Rusia de Putin y para la Uganda de  Museveni, y un mensaje de esperanza para quienes, en todo el mundo, luchan por la justicia, la libertad y la igualdad.”

El término LGBTI ha sido un símbolo positivo de inclusión y ha ayudado, con el paso del tiempo, a integrar a personas que han sido marginadas sexualmente en la comunidad global.

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